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440 Del clóset a la tumba
Verius Caritas 11/09/12, 05:26

Los hechos bien puedan parecer simples, la complicación viene de la atribución excesiva que hago por mi parte de significados personales a significantes que no necesariamente les contienen.


Tengo 19 años, "una vida por delante" como la gente dice. Estudio la carrera que me gusta en una muy buena universidad. Si aquí no lo demuestro, pido entiendan que es alimento al deseo de cesar, el que ya no pueda escribir como antes y tan joven recibir reconocimiento gubernamental y de editorial extranjera.


Contexto familiar: Ambos padres hijos mayores funcionales, cada quien pierde a su progenitor del mismo sexo a la edad de 6-7 años. Un padre sin identidad masculina, una madre sin identidad femenina. La formación cultural de mis abuelos tampoco resultara la mejor. Madre sobreprotectora, padre ausente, abuelos fundamentalistas. No les culpo, y es motivo de caras tristes el que al ser hijo de condiciones bio-socio-culturales, sea a su vez un muchacho que... guarda gusto por "otros muchachos".


La palabra homosexual me parece, denota cierto interés biológico que deshumaniza por sobre humanizar, como decir que mi araña mascota era solo un arácnido, desnudándole del resto de las características aque la diferenciaban de las que andaban fuera de su caja. Ejemplo burdo, lo sé. Pero funcional: A los seres humanos no nos metan dentro de un mismo saco.


De la palabra gay, ni hablar. Con su etimología que remite al inglés "feliz", me siento cualquier cosa menos feliz. No desearía ser de otro modo, como algunos piensan. No me permito la sonrisa del otro siendo algo que no soy y que quieren que sea. No nací perro, no me hagan caminar a cuatro patas sujeto por una cadena.


Regresando al núcleo familiar. La femineidad nunca fue femenina, ni la masculinidad masculina, por cuanto he dicho anteriormente. En cuanto a roles de comportamiento, bien pueda decirse que soy tabula rasa, ligeramente (exagerar la pompa con que se dice para entender el cariz mínimo) inclinada hacia mis congéneres. Independiente de ello, siempre me he sentido hombre (más por tener un pene que por otra cosa).


Mi madre no lo entendería, a mi padre quizás le diera igual. Al resto de la gente que me importa lo que le pase. Pero hay un alguien cuyas palabras fueron tales que me hacen temer, y fuera buena manera de encontrar la muerte aunque se llevara a 2 de 2 tiros, pero percutados con un arma en común. Mi abuelo explicita "si tuviera un nieto maricón, primero lo mato a él y después me mato yo, de la vergüenza". Suficientes antecedentes al respecto.


Dicen que cuesta encontrar (peyorativamente, son palabras ajenas reproducidas fielmente) lo que llaman un "maricón virgen". Hasta los conocidos que tengo, con quienes comparto este "rasgo" lo mencionan. No he encontrado al tal, o creí no haberlo encontrado (residuos quizás de mi educación moralista por sobre moral, y mi interés particular en la monogamia que según algunos dicen en toda corte resulta difícil hallarla). Sí, quizás un chat no es el mejor lugar, pero tras cinco meses hablando, y vernos unas cuantas, confirmar que por tal persona siento determinado cariño, e invitarle a pasar un fin de semana en la playa y darle lo que "moralistamente" (no me atrevo a decir moralmente) consideraba uno de mis bienes más preciados, partiendo de mi boca hasta llegar al rasgo diferenciador. Lo había encontrado y lejos de la presión familiar, había a quien querer totalmente y sin "medida" (qué cursi ahora que lo leo, como que vuelvo a mis inicios de redactor).


El punto es, ha pasado algo y el candor se transformó como de noche a mañana en un gélido trozo de hielo. Los besos se transformaron en secos "buenas noches", aunque espero sea algo transitivo.


En fin: con un miedo como el que infunde mi familia, no sabría si algún día deba salir de allí. Y no sé si en un medio cuyos propios miembros desvirtúan, encontrase la "perla de gran precio" (en alusión a un texto religioso que unos tíos insistían en que leyera; nunca lo hice) en algún momento. Hay momentos así que no dan ganas tanto de despertar.


Dirán que es cosa rosa e inmadura, como de prensa del corazón. Pero cuando soy el agente de la vergüenza a nivel familiar paciente. O cuando soy el paciente de ciertos agentes malintencionados. Quizás sólo soy demasiado tonto, o quizás las enfermedades que tuve hace un tanto no terminan de erradicarse, tal cual las bacterias que resisten ambientes ácidos y tras unos años repoblan el estómago.


Gracias.


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